COMIDA DE HERMANDAD

Mayte Navarro Hernandez

 Año tras año elegimos un domingo para pasarlo en familia. La familia de los nazarenos de Cristo. Es un día especial.

Personas que no nos vemos durante un año, pero que nos reunimos y disfrutamos en una agradable comida.

Sobre las 9 de la mañana, los hombres de la hermandad o la verdad, unos pocos, van a la Cueva Ahumada a preparar las mesas y de paso comprobar si las provisiones son aceptables. Inician un almuerzo no convocado pero que todos los años se realiza.

A las 12 del mediodía, llegamos las mujeres y los niños. Besos, risas y la alegría del nuevo encuentro hacen unos momentos inolvidables. Los niños juegan y se dedican a investigar por el paraje de la Cueva Ahumada.

Es un día en el que las mujeres nos dedicamos a charlar y los hombres a preparar las paellas. Aún no me explico como con todos los hombres alrededor de ella, pueden lograr que salga tan sabrosa. Entre todos ponemos la mesa, ensalada, aperitivos y el "famoso" jamón, que desde hace unos pocos años, es el nuevo protagonista.

La paella es repartida primero a los niños, luego a las personas mayores y al final a los padres. Nunca ha habido discusiones, cambiamos trozos de conejo como lo haríamos en nuestras casas, como verdadera familia y todo en paz. Una familia cristiana, que afin de cuenta es lo que pretendemos.

Después del café y las deseadas almojábanas, eso sí, sustraídas por las mesas, damos paso al ansiado sorteo.

El sorteo es una de nuestras tradiciones. Nuestro querido presidente honorífico, Antonio Serrano, envuelve regalos de su tienda para sortearlo en la rifa que vendemos por las mesas para poder obtener dinero para pagar la comida.

Las manos inocentes de los niños van sacando los números. Los regalos son "sorprendentes" y las risas lo mejor del día.

Un domingo perfecto. Luego recogemos y nos despedimos hasta las esperadas procesiones de Semana Santa.